Las imágenes transmitidas después del tsunami y del accidente nuclear en Japón me han conmovido profundamente. La tranquilidad de los japoneses me ha impresionado mucho y hay una escena que sigo recordando.
Durante los primeros días después del desastre, algunos supermercados se estaban quedando sin alimentos. Imágenes de anaqueles vacíos en tiendas y clientes formados en filas fuera de las tiendas fueron transmitidas. Un vendedor tuvo que asegurarse de que su tienda no se saturara. Al cerrar la puerta seguía sonriendo y haciendo una reverencia delante de un señor mayor. El cliente también hizo una reverencia y esperaba sonriente su turno fuera de la tienda. Las demás personas en la fila también mantenían la calma y cada uno esperaba su turno.
Sinceramente, no podría imaginarme esta tranquilidad en México o en Alemania. Allá un grupo de gente enfrente del supermercado hubiera intentado de entrar a la fuerza, protestando y gritando. Posiblemente alguien hubiera roto una vitrina, saqueando la tienda e imponiendo el caos.
En mi opinión, el mundo entero podría aprender de los japoneses que siempre es importante mantener la calma en una situación difícil. Quizás para algunos esa característica japonesa parezca ser indiferencia, pero yo pienso que lo qué está detrás de eso es ser positivo, tener dignidad y una mente fuerte.
29
Mar
2011